martes, 20 de septiembre de 2016

MARGARITA O LA BLANCA CERVATILLA

Romance anónimo francés
Traducción de Andrés Holguín

Romance francés antiguo con tintes fantásticos que André Breton debió haber incluido (y no lo hizo) en su Antología del humor negro.


Allá pasan por el bosque.
Va la madre con la hija.
La madre canta un cantar,
pero la niña suspira.
-“¿Qué te hace suspirar?
¿Por qué lloras, Margarita?”

-“Es que sufro sin decirlo.
Soy una joven de día,
pero de noche me vuelvo
una blanca cervatilla;
condes y duques me siguen,
cazadores y jaurías,

y el que más me acosa, madre,
es mi hermano Roldanías.
Anda, pronto, madre, pronto,
dile que no me persiga,
dile que amarre sus perros
hasta que amanezca el día”.

-“Roldanías, ¿dónde tienes
tus pajes y tus jaurías?”
-“Están en el bosque, madre,
tras de blanca cervatilla”.
-“Deténlos, hijo, deténlos,
¡deténlos, por vida mía!”

Con su cuerno plateado
llama tres veces seguidas.
A la tercera llamada
cazan a la cervatilla.
-“Mandemos despellejarla
y servirla a la comida”.

Dice el que la despelleja,
bien oiréis lo que decía:
-“Tiene rubios los cabellos,
tiene el seno de una niña”.
Saca el cuchillo del cinto
y en trozos la descuartiza.

Ofrecen una gran cena
al rey y su comitiva.
-“Estamos todos reunidos;
sólo falta Margarita”.
-“Yo me senté de primera.
Empezad vuestra comida;

mi cabeza está en la fuente
y mi carne en la vajilla;
mi sangre está derramada,
fresca aun, en la cocina;
y entre ascuas, mis pobres huesos
se queman en la parrilla”.

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