martes, 30 de abril de 2013

SOLO DE PIANO (Virgilio Piñera)

ESTA SEMANA EN EL BLOG DE LA MUERTE, UN RARO POEMA Y UN ENSAYO SOBRE EL DRAMATURGO Y ESCRITOR CUBANO VIRGILIO PIÑERA (1912-1979), DEFENSOR DEL HUMOR Y DE LA LIBERTAD EN LA LITERATURA.

El solo de piano
no es un solo de piano,
no es tampoco un solo
ni asimismo un piano.
No es ningún piasolo,
ni siquiera un sopiano,
muchísimo menos
un sopia de loso
y tremendamente lejos
de un loso de piano.
El solo de piano
es más bien un piano
provisto de un solo
que camina piano.
En las tardes grises
el solo y el piano
se cogen las mapias
y se van de nopia.
Hay que verlos juntos
si huyen del piasolo,
y hay que verlos sopias
besando al sopiano.
En las tardes grises
todo el mundo es solo,
todo el mundo es piano,
y hasta el mismo solo,
y hasta el mismo piano
se sienten tan solos
que tocan el piano.
En las tardes grises
el solo de piano
es un pianosolo,
piasolo y sopiano.

La muerte del lenguaje

En su ensayo “Contra y por la palabra”, de 1969, el escritor cubano Virgilio Piñera (1912-1979) escribe sobre una curiosa afección, la “muerte-del-lenguaje”:

“En el vasto dominio de la literatura es alarmante el número de palabras muertas. Día a día advertimos con espanto que ese campo ya no es tan vasto como parece...Puede decirse que son tan ineficaces porque ya no está en ellas la posibilidad de crear imágenes. Por ejemplo, la palabra escoba, que tiene dos sentidos: el recto(escoba para barrer) y el figurado(escoba para volar) ha llegado a metamorfosearse en un cuerpo opaco que no refleja imagen alguna.

“Estas palabras muertas, que nos vemos obligados a seguir usando por no disponer de otras, causan la petrificación del pensamiento. a palabras muertas corresponden pensamientos muertos, y, a su vez, el pensamiento muerto genera un lenguaje muerto... Si  por un momento alguien intuyera que está preso en ese círculo vicioso, y al intuirlo formulara un pensamiento con palabras distintas a las codificadas, de seguro lo tomarían por loco. Si al decir “tengo sed” dijera macra dap, lo menos que los juiciosos le aconsejarían es que hiciera una visita al psiquiatra. Pero, si éste fuera, además de psiquiatra, lingüista, no lo tomaría por loco sino que comprendería que su paciente es un ser que sufre de una afección a la que puede dársele el nombre de muerte-del-lenguaje...Al decir macra dap, su paciente estaría, ni más ni menos, mostrando su inconformidad frente a un lenguaje muerto.”

Para curar esta afección, Piñera propone un método: “Mitriades, rey del Ponto, logró inmunizarse contra el veneno, recurriendo al propio envenenamiento paulatino. Tal técnica heroica es conocida por mitridatismo. En el caso que nos ocupa, mitridaticemos el babelismo reinante recurriendo al propio babelismo. ¿Y cómo? Pues instaurando un nuevo lenguaje, que desprovisto de todo sentido lógico conocido, adquirirá uno con el uso. Con tal disposición, las palabras muertas irán para siempre a sus tumbas, y las nuevas abrirán a la mente humana insospechadas posibilidades de expresión“.

Contemporáneos de este ensayo son los poemas “Solo de piano”, “Lady Dadiva”, “Papreporenmedeloquecanunca”, y “Decoditos en el tepúen”, en los cuales el poeta explora las posibilidades de su teoría, a veces partiendo de la parodia al poema de otro autor (“Decoditos en el tepúen” parodia a “De codos en el puente”, del poeta cubano del siglo XIX José Jacinto Milanés), o partiendo de un termino cualquiera, como “solo de piano”, para alterar y destruir su orden y su sentido, buscando restituirle a las palabras muertas su frescura original, y su capacidad de producir imágenes.

Estos poemas son parodias, no sólo de una frase o de otro poema, sino del mismo lenguaje. Piñera mete tres palabras, “solo”, “de”, y “piano”, en la maquina trituradora-revolvedora-recortadora-y-pegadora que es el poema, para que salgan en los últimos versos 3 palabras compuestas: “pianosolo”, “piasolo” y “sopiano”; que dejan al significado de “solo de piano” tan fresco como si fuera recién inventado, como si la primera composición para piano o el primer recital hubiera sido apenas hoy en la mañana, o cuando mucho ayer por la tarde.  El  poema empieza negando (“El solo de piano/no es un solo de piano) para poder acabar afirmando la nueva forma de decir (el solo de piano/es un pianosolo, /piasolo y sopiano). Las palabras “solo” y  “piano”, de estar muertas, pasan a ser personajes tan vivos que son capaces de cogerse las “mapias” e irse de “nopia”, e incluso, de tocar el piano.

“Solo de piano” recuerda, por su musicalidad y su aparente levedad, a las canciones infantiles. Es fácil imaginarle un acompañamiento musical, hecho, claro está, por un piano. Pero a diferencia de las canciones infantiles comunes, “Solo de piano” no tiene métrica regular, ni rima, o al menos no de la forma acostumbrada. Hay versos hexasílabos, heptasílabos, y un octosílabo. Las rimas, dispares y desordenadas, son sobre todo producidas por las repeticiones obsesivas y las deformaciones que se hacen con tres palabras. El juego con una estructura de canción típica, y su destrucción, completa la parodia de la poesía y del lenguaje.

Los niños -y no sólo ellos-, son muy dados a hacer disparates no planificados con palabras y frases, sobre todo al escribirlas, como si al ponerlas en el papel perdieran la fluidez natural del lenguaje hablado. Un maestro con sentido del humor hizo una “Antología del disparate” muy entretenida con las frases sin sentido que le regalaban sus alumnos en exámenes y trabajos parecidos a este que leen ahora (“parasitismo; acción de parar una cosa”, partes del volcán: la larva”, ejemplo de parásito interno: las vísceras”).

La tradición anglosajona de la literatura del disparate recurre a menudo a las palabras inventadas y a la parodia de canciones infantiles, como en “Versos del conejo blanco”, donde Lewis Carroll hace con algunos pronombres algo parecido, aunque no con el mismo propósito, a lo que Piñera con la frase “solo de piano”:

Me dijiste que fuiste a verla
y que hablaste de mí con él.
Les dijo ellos, a él, que yo había sido,
bien sabemos nosotros que no es así.
Yo le di una a ella y dos ellos a él,
tú nos diste a nosotros tres –o más todavía-
todas ellos, de él, a ti volvieron.
Yo pienso que tú fuiste el obstáculo
que entre ellos y nosotros, y ello se impusiera.
No les digas ni a tú ni a yo, y por siempre,
del resto de los hombres ignorado.

Edward Gorey, poeta y dibujante estadounidense, hizo un poema visual llamado “Tapiz de guardería”, formado por el dibujo de unos animales repetido en serie sobre la página, imitando a un tapiz, acompañado de palabras inexistentes hasta ese momento, e incomprensibles, como lo sería cualquier palabra escrita para un niño que aún no sabe leer.

Las vanguardias de principios del siglo pasado tuvieron inquietudes similares a las de Piñera. Los dadaístas compusieron poemas usando sólo onomatopeyas, sílabas, o uniendo palabras inventadas o escogidas al azar. La misma palabra Dadá surge de esta forma.

Intento similar, citado por Piñera en su ensayo, es el de Antonin Artaud, quien propuso un teatro donde el lenguaje del gesto supliera al de las palabras; o el de Wiltold Gombrowicz, de quien Vrgilio Piñera fue amigo, además de jefe de la comisión traductora de su novela “Ferdydurke” al español.

Ya en nuestro idioma, autores como Huidobro en su “Altazor”, intentaron crear un nuevo lenguaje. Los poetas “negristas”, como Nicolás Guillén, jugaron con las onomatopeyas y las palabras inventadas, continuando una tradición (en la cual participó Sor Juana Inés de la Cruz) que se remonta a la colonia. También de Cuba son las “jitanjáforas” de Brull.

 La torre de Babel

El lenguaje no es creación de un individuo, sino de una colectividad (aunque el verdadero poeta re-crea al lenguaje, e inventa su propio dialecto). Si un solo monje inventó el alfabeto cirílico para la lengua rusa, no se puede decir lo mismo de la lengua rusa en sí. El esperanto sigue siendo una lengua de minorías, lo contrario a la intención original.

“En la biblia se dice que Dios instauró la confusión del lenguaje como castigo al desmedido orgullo del hombre en su vana pretensión de elevar una torre que llegara al cielo. Pero la realidad de lo que pasó en Babel es más dramática que la leyenda: fue porque el lenguaje ya estaba tan confundido que los hombres se vieron en la necesidad imperiosa de darse uno nuevo. No hubo orgullo, sino esta disyuntiva: o te expresas o mueres”.(“Contra y por la palabra”).

El esperanto es un intento curioso y fallido de “desbabelizar” y homogeneizar el lenguaje. Una lengua formada por la fusión de varias. Ahora nos parece una propuesta demasiado cercana a la del Euro, que destrozó la economía de los países más débiles de Europa. O a su equivalente en el continente americano, la “dolarización”. Si el esperanto fuera la lengua “única” de Europa, dejando a las otras sin “valor de uso”, el inglés lo sería en nuestro continente, quedando “sin valor de cambio” el español, el portugués, el francés, y las cientos de lenguas indígenas, cada una con su propia literatura, oral o escrita. El esperanto nació como un bebé muerto, sin obras, sin hablantes, sin receptores ni oyentes. 

Se podría proponer una lengua mundial, que no sea usada sólo por los hombres, sino por toda la comunidad de seres vivos. La comunicación con una planta o con un animal no humano se antoja más fructífera y rica que ese intercambio de monólogos sordos tan común en nuestra especie. Pero el silencio de una planta nos dice tal vez más de lo que nos diría esta si pudiera comunicarse con nosotros. Si los gringos no desaprovecharían la oportunidad de proponer el inglés como lengua mundial de los seres vivos, los perros propondrían los ladridos, aullidos, olfateadas en el culo y meadas, los pájaros preferirían los cantos y el cagarse unos a otros, y los árboles nos mandarían a callar a todos de una buena vez.

La maldición de Babel no me parece tan mala, sin ella quizá no hubiéramos notado que a una estructura del lenguaje le corresponde una estructura de pensamiento. La verdadera maldición de la lengua, para Piñera, no está en su diversidad, sino en que se fosilice e infecte de palabras muertas,  huecas: vacías de imágenes.

“Desfosilizar” al lenguaje parece ser una de las tareas más importantes de la literatura, tal vez la fundamental. Más urgente y necesaria se vuelve cuando los discursos políticos y televisivos desgastan a las palabras y las vacían de sentido y de la capacidad de producir imágenes ¿Qué son ahora palabras como “pueblo” o “solidaridad”, enterradas en discursos demagógicos y anuncios vociferantes, como en una rotonda de las palabras ilustres? ¿Cuántas de las frases, ideas y palabras de este texto,  ayudan a que se fosilicen el lenguaje y el pensamiento?
Nicolás L. C.
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