EL BLOG DE LA MUERTE: SEMEFO: UNA ESTÉTICA DE LA MUERTE

(CON 5 VÍDEOS Y UN CATÁLOGO DE OBRAS PARA DESCARGAR GRATIS)

SEMEFO son las siglas del Servicio Médico Forense de la República Mexicana, los señores de la morgue, y es también el nombre de un grupo de artistas plásticos (Arturo Angulo Gallardo, Juan Luis García Zavaleta, Teresa Margolles y Carlos López Orozco) surgido a principios de los noventa, que se emparenta en sus búsquedas y fracasos con otros movimientos sanguiñolentos o decadentistas de fin de siglo, como los Young British Artists, la “Nueva Carne” de Cronemberg o el “Necrorrealismo” ruso.

La primera vez que vi obras de SEMEFO fue en 1997, en la exposición Transgresiones al cuerpo del Museo Carrillo Gil. Grandes telas, usadas para envolver muertos de forma violenta, tenían impresiones de cadáveres, causadas por la sangre y demás fluidos emitidos por los cuerpos. Eran a la vez vulgares y religiosas, cual sudarios, lienzos de Verónica o sábanas santas mezcladas con fotos de la Alarma!

Dermis / 1996 / Fluidos corporales de cadáveres sobre tela.

El grupo realizó performances y arte-objeto con partes de cadáveres, órganos y fluidos obtenidos con o sin permiso de las morgues. En 1994, con potros embalsamados, hicieron Carrusel Lavatio Corporis:

Sobre otra obra, Lengua, (que llegué a ver en el Museo de la Ciudad de México), escribieron en una página web:

En una ocasión Teresa Margolles recuperó la lengua del cadáver de un punk, “era una persona bellísima que había muerto en esas batallas en la Ciudad de México, las que hay en la periferia”, adiciona el curador e investigador Cuauhtémoc Medina.

La madre del joven no tenía dinero para pagar un ataúd y sacar a su hijo de la morgue. Teresa por casualidad tenía uno de sobra por los trabajos anteriores y se lo intercambió a la señora por una parte del cuerpo para poder mostrarla.

Estudio de la ropa de cadáver / 1997 / Instalación de 5 piezas de ropa en caja de luz. Un muestrario de camisas de muchachos que murieron en accidentes.

Luego de la disolución de SEMEFO, algunos de sus integrantes continuaron depurando el proyecto. En las obras de Teresa Margolles, la forma del cadáver violentado va esfumándose, queda su leve huella en forma de ceniza, de agua empuercada de sangre, de muro baleado en una ejecución.

La sangre se volvió parte del imaginario colectivo de los mexicanos. Margolles tomó fotografías, hizo moldes con los cadáveres y en algunas ocasiones incluso llevó tambos metálicos a los anfiteatros para recolectar desechos.

Vaporización / 2001 / Una sala con condensadores que vuelven el agua, previamente usada para lavar cadáveres y desinfectada, en vapor. Un aviso en la entrada de la sala neblinosa explicaba la historia y la inocuidad del vapor.

En el aire / 2003/ En la sala principal del museo, burbujas de jabón son lanzadas al aire por máquinas. Se trata de una instalación de belleza etérea, pero En el aire se voltea como en una venganza cuando nos enteramos que el agua con que se producen las burbujas viene de la morgue, y se ha usado para limpiar cuerpos muertos antes de las autopsias.

Catafalco / 2005/ Adhesión de materia orgánica a yeso. Base de metal oxidado:

En el 2006, con la decisión de militarizar la guerra contra el narco, las cifras de asesinatos se disparan brutalmente y Teresa se percató que ya no necesitaba ir a la morgue, podía ir a la calle a recoger los materiales con los que trabajaba. En México no hay un equipo ni protocolo para recoger una escena del crimen “si queda derramada sangre en el piso la tienen que limpiar los vecinos”.

Herida / 2007/ Un surco en la superficie del suelo de 8 m de largo por 15 cm de ancho y de 3 cm de profundidad, que contiene fluidos de personas asesinadas, que en el transcurso de la muestra se convertirán en costra.

Tarjetas para picar cocaína / 1997-1999 / serie de fotografías sobre plástico, con el mismo tamaño de una tarjeta de crédito, que Margolles distribuyó en la calles con una indicación sobre su utilidad para cortar cocaína. Llevan imágenes de vendedores, mensajeros y adictos asesinados.

Coleccionó y expuso puntas y cuchillos fabricados artesanalmente por presos para cometer asesinatos dentro de las cárceles; hizo joyería con incrustaciones de pedazos de vidrio sacados de cadáveres de ejecutados; exhibió cobijas con las que se envolvieron los cuerpos de víctimas de balaceras; sobre telas manchadas de sangre, bordó frases obtenidas de los narco-mensajes. “Para que aprendan a respetar”, palabras tristemente célebres en México por acostumbrar ir acompañadas de cabezas humanas decapitadas o de cadáveres colgando de un puente.

Muro baleado / 2009 / Pieza que la artista produjo rescatando una pared real, marcada por el impacto de una balacera en la Ciudad de Culiacán, Sinaloa.