Luc Tuymans (Bélgica, 1952) ha sido llamado el mejor pintor de los 90's. Si bien esta afirmación es apresurada y simplista, como todas las de su tipo, es cierto que en su obra se resumen los principales problemas de la pintura actual.
Sus pinturas encarnan la "verguenza del pintar" en una historia de lo que al parecer ya alcanzó sus mayores logros técnicos-Van Eick, Rafael, Caravaggio, Velazquez- y sus más amplias exploraciones con las vanguardias del siglo pasado.
Así, su obra nos parece una cruda después de la fiesta.
En los ochentas se impuso la moda del neoexpresionismo. Frente a esos pintores que se autoproclamaban desgarrados y sufrientes, Luc Tuymans es un sano regreso a la mesura y a ver el dramatismo de la existencia sin falsas estridencias.
Influida claramente por el conceptualismo, su obra sin embargo llama al artista a no creerse la gran cosa, a dejarse de poses semiintelectules y recuperar el sentido original de su oficio.
Tuymans usa pinturas baratas, de esas que se compran en papelerías comunes. Sus colores son adrede faltos de contraste, sucios, apagados, sombríos, sin chiste, como una mancha de café o de vómito. Sus telas, a menudo mal tensadas, también son a menudo malpreparadas para que envejezcan prematuramente y se llenen de grietas. Según su opinión, una técnica demasiado perfecta en un cuadro es pedantería.
No les pone marco a sus lienzos, que expone junto a fotos, videos, hojas de historieta, imágenes electrónicas, etc...Comparándolos con estos medios-por los cuales Tuymans se deja influir, y que también practica-, los cuadros parecen aún más pobres, meros fragmentos de situaciones olvidadas.
En lugar de huir de la invasión de imágenes del mundo moderno, enfrenta al cuadro con los otros medios audiovisuales que le quitaron su aristocrático lugar.
Uno de sus principales temas es la imposibilidad de la pintura para acercarse a la historia. El cadaver de un revolucionario asesinado es pintado con la misma intensidad -o sequedad- que unas manchas de sangre, el fotograma de una película como El pueblo de los malditos o una licuadora: "Los prisioneros de guerra son cuatro retratos nublados, pero también podría tratarse de cuatro afanadores de hospital o simplemente de cuatro individuos de cierta edad (Teresa del Conde. Reseña sobre exposición de L.Tuymans en el Tamayo. La Jornada. 2004)."
Su obra, duda del valor de la pintura, pero pintura al fin, con esa incertidumbre que plantea más preguntas que respuestas a los dilemas sobre la función de lo pictórico en el arte actual -plagado de perfomances, cd's interactivos e instalaciones-; se encuentra entre las creaciones más lúcidas del arte moderno.
Sus pinturas encarnan la "verguenza del pintar" en una historia de lo que al parecer ya alcanzó sus mayores logros técnicos-Van Eick, Rafael, Caravaggio, Velazquez- y sus más amplias exploraciones con las vanguardias del siglo pasado.
Así, su obra nos parece una cruda después de la fiesta.
En los ochentas se impuso la moda del neoexpresionismo. Frente a esos pintores que se autoproclamaban desgarrados y sufrientes, Luc Tuymans es un sano regreso a la mesura y a ver el dramatismo de la existencia sin falsas estridencias.
Influida claramente por el conceptualismo, su obra sin embargo llama al artista a no creerse la gran cosa, a dejarse de poses semiintelectules y recuperar el sentido original de su oficio.
Tuymans usa pinturas baratas, de esas que se compran en papelerías comunes. Sus colores son adrede faltos de contraste, sucios, apagados, sombríos, sin chiste, como una mancha de café o de vómito. Sus telas, a menudo mal tensadas, también son a menudo malpreparadas para que envejezcan prematuramente y se llenen de grietas. Según su opinión, una técnica demasiado perfecta en un cuadro es pedantería.
No les pone marco a sus lienzos, que expone junto a fotos, videos, hojas de historieta, imágenes electrónicas, etc...Comparándolos con estos medios-por los cuales Tuymans se deja influir, y que también practica-, los cuadros parecen aún más pobres, meros fragmentos de situaciones olvidadas.
En lugar de huir de la invasión de imágenes del mundo moderno, enfrenta al cuadro con los otros medios audiovisuales que le quitaron su aristocrático lugar.
Uno de sus principales temas es la imposibilidad de la pintura para acercarse a la historia. El cadaver de un revolucionario asesinado es pintado con la misma intensidad -o sequedad- que unas manchas de sangre, el fotograma de una película como El pueblo de los malditos o una licuadora: "Los prisioneros de guerra son cuatro retratos nublados, pero también podría tratarse de cuatro afanadores de hospital o simplemente de cuatro individuos de cierta edad (Teresa del Conde. Reseña sobre exposición de L.Tuymans en el Tamayo. La Jornada. 2004)."
Su obra, duda del valor de la pintura, pero pintura al fin, con esa incertidumbre que plantea más preguntas que respuestas a los dilemas sobre la función de lo pictórico en el arte actual -plagado de perfomances, cd's interactivos e instalaciones-; se encuentra entre las creaciones más lúcidas del arte moderno.
4 comentarios:
Orale, como irradian melancolía y seriedad esas pinturas...
gran aporte.
Ingenosamente diferente!!!
Que buena la crítica de Tuymans acerca de la función actual de la pintura y la técnica, ya que algunas veces se sobrevalora lo que es una buena obra de arte ó se le dá demasiada importancia a la técnica y poca al contenido.
muy extrañas sus pinturas me gustó ese estilo casi inentendible.
Saludos!
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