Abajo: Imágenes Y bocetos de la serie MILITARISMO Y REPRESIÓN
(El siguiente artículo, al ser escrito por otro dibujante importante, el caricaturista Antonio Helguera (La Jornada, 6 mayo 2007), parece buena presentación para Melecio Galván, llamado por algunos el mejor dibujante del siglo XX en México. Artista maldito y olvidado hasta hace poco -se acaba de hacer una retrospectiva "viajera" de su obra y Lelia Driben público el libro Melecio Galván: El artista secreto-, cuyo trágico fin emparenta su vida con su obra. Algunas de las imágenes mas emblematicas del 68 fueron realizadas por Melecio, quien fue tambien activista gráfico de este movimiento estudiantil)
Antonio Helguera
Hace ya veinticinco años que Melecio Galván fue asesinado. Por desgracia, quizás esto conmueva a pocos en un país en donde todos los días hay ejecuciones, son halladas cabezas cortadas o se abren narcofosas repletas de cadáveres un día sí y otro también. Pero el hecho es que quienes asesinaron al dibujante, privaron a México de un artista plástico prodigioso que aún tenía muchísimo que dar. Curiosamente, un cuarto de siglo después de los hechos, la obra y la muerte de Galván tienen más vigencia que nunca; de hecho, parecen tener un carácter premonitorio: lo más conocido de su producción, la famosa serie Militarismo y represión fue hecha a partir de una convocatoria de la revista Proceso, aunque Melecio nunca llegó a enviar esos trabajos. En ella, el gran dibujante expresó con impresionante maestría el desprecio y miedo que a la vez sentía por los personajes uniformados y armados. En esa época, principios de los años ochenta, el tema de la convocatoria estaba referida, obviamente, a las dictaduras que plagaban a América Latina, pero Melecio se las arregló para que, al contemplarlas, uno no sintiera que se trataba de un tema lejano que afecta otros en otros países. Lo pinta tan cercano, tan ominoso y amenazante, que es imposible no compartir su miedo y su odio. En esos años México no sufría una dictadura militar, pero vale la pena recordar que era la época de la policía del Negro Durazo, de la Brigada blanca y del tristemente célebre Batallón de Radiopatrullas del Estado de México, entidad ésta en donde vivía y fue asesinado Melecio.
Tan real dibujó su pesadilla, que acabó sucumbiendo ante ella. Aunque su muerte se quiso disfrazar de suicidio –aun hoy hay quienes titubean– es clarísimo que al dibujante lo privaron de la vida personajes idénticos a los que dibujaba.
La versión oficial de su fallecimiento es brutalmente cínica y grotesca, pero también sumamente transparente: un "sujeto enloquecido" se presentó, el 28 de mayo de 1982, ante el oficial de la policía judicial en turno, en la delegación de Chalco, pidiéndole que le prestara su pistola para suicidarse. Y como el oficial se negó, se fue dejando abandonado un cuaderno de dibujos (extraños, absurdos e inexplicables, a decir de los policías que veían su propia imagen en ese espejo). Curiosamente, fue encontrado un día o dos después (ni siquiera eso es posible dilucidar en la averiguación previa) en una ranchería, ahorcado, con las venas de ambos brazos cortadas y con golpes en la cara y otras partes del cuerpo y con abrasiones producto de haber sido arrastrado. "El individuo se suicidó", fue la veloz conclusión de la inexistente investigación. Después siguió el procedimiento de rutina: merodeos de policías judiciales por los domicilios de los familiares y amenazas para que no sintieran ganas de andar investigando por su cuenta. La prensa amarillista ayudó haciendo lo suyo: "Extraño individuo… extraños dibujos… extraña muerte" encabezó La Prensa su nota (una simple transcripción de la versión oficial), profusamente ilustrada con fotos del cadáver. Años después, el expediente "se pierde". ¿Queda alguna duda?
Sus dibujos eran una clara y sorprendente premonición de su suerte personal, pero no sólo eso: son un relato visionario del México de hoy: son una denuncia de la represión en Lázaro Cárdenas y en Atenco, un aviso de lo que sucedería en Guadalajara a los altermundistas, una visita a los detenidos de la appo; son un retrato increíblemente nítido de Calderón grotescamente disfrazado de militar rodeado de militares de a de veras. Vale la pena recuperar esas imágenes que Melecio Galván hizo hace más de un cuarto de siglo, porque esa pesadilla apenas está empezando.
Tan real dibujó su pesadilla, que acabó sucumbiendo ante ella. Aunque su muerte se quiso disfrazar de suicidio –aun hoy hay quienes titubean– es clarísimo que al dibujante lo privaron de la vida personajes idénticos a los que dibujaba.
La versión oficial de su fallecimiento es brutalmente cínica y grotesca, pero también sumamente transparente: un "sujeto enloquecido" se presentó, el 28 de mayo de 1982, ante el oficial de la policía judicial en turno, en la delegación de Chalco, pidiéndole que le prestara su pistola para suicidarse. Y como el oficial se negó, se fue dejando abandonado un cuaderno de dibujos (extraños, absurdos e inexplicables, a decir de los policías que veían su propia imagen en ese espejo). Curiosamente, fue encontrado un día o dos después (ni siquiera eso es posible dilucidar en la averiguación previa) en una ranchería, ahorcado, con las venas de ambos brazos cortadas y con golpes en la cara y otras partes del cuerpo y con abrasiones producto de haber sido arrastrado. "El individuo se suicidó", fue la veloz conclusión de la inexistente investigación. Después siguió el procedimiento de rutina: merodeos de policías judiciales por los domicilios de los familiares y amenazas para que no sintieran ganas de andar investigando por su cuenta. La prensa amarillista ayudó haciendo lo suyo: "Extraño individuo… extraños dibujos… extraña muerte" encabezó La Prensa su nota (una simple transcripción de la versión oficial), profusamente ilustrada con fotos del cadáver. Años después, el expediente "se pierde". ¿Queda alguna duda?
Sus dibujos eran una clara y sorprendente premonición de su suerte personal, pero no sólo eso: son un relato visionario del México de hoy: son una denuncia de la represión en Lázaro Cárdenas y en Atenco, un aviso de lo que sucedería en Guadalajara a los altermundistas, una visita a los detenidos de la appo; son un retrato increíblemente nítido de Calderón grotescamente disfrazado de militar rodeado de militares de a de veras. Vale la pena recuperar esas imágenes que Melecio Galván hizo hace más de un cuarto de siglo, porque esa pesadilla apenas está empezando.
6 comentarios:
orale carnal esta bien chido este guey y tu blog no tiene madre
Is, Anónimo, el Melecio es de mis artistas favoritos de Mexican de las tunas, merece más fama de la que tiene...
Excelente reseña, la obra de Melecio nunca perderá su valor.
Conocí su obra a los 8 años por que mi padre y Melecio eran amigos desde la secundaria (en San Rafaél)y siempre me ha impactado, en casa de sus padres existe aún mucha obra que no ha salido a la luz.
Feroz: Muy interesantes tu comentarios sobre Melecio, ojalá pronto se difunda esa obra aún inédita...
Leer el mundo blog, bastante bueno
un gran artista , verdadero ejemplo de valor y compromiso. en nayarit hay un artista (alejandro meza) que continua la linea artistica y grafica de melecio.
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