(N. Parra por Ray Genis)
2014 ha sido un año de celebrar a escritores centenarios. En 1914 nacieron Efraín Huerta, Adolfo Bioy Casares (Al cual le debo una entrada y sólo he subido a este blog pasado de moda una foto que tomé de su tumba), José Revueltas, Octavio Paz, Julio Cortazar, entre otros, por mencionar sólo a los habitantes de esta lengua.
Pero entre tanto muertito que estaría cumpliendo 100 años de estar vivo, hay un viejito cabrón que se niega a morirse y está más vivo que nunca: Señoras y señores, vacas y caballos güeros, con ustedes, el rey mendigo de la antipoesía, el candidato eterno y desdeñado al Nobel, el alumno infiel de Huidobro, el chileno Nicanor Parra.
En 2009 publicamos un finísimo antipoema de Nicanor. En las últimas fechas, cansado del mundanal ruido, el escritor se ha escondido de la burocracia literaria -a la que nunca tragó- y de la prensa, y se ha dedicado sobre todo a ponerse hasta el pito con vino, pero también a realizar antipoemas, collages y artefactos visuales:
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